MINIPROTESIS BILATERAL Y CIRUGÍA ORTOGNÁTICA. CLASE II – MORDIDA ABIERTA
Reabsorción condílea bilateral.
Los pacientes que presentan este tipo de malformaciones dentofaciales se caracterizan por un escaso desarrollo de la mandíbula acompañados en algunos casos de alteraciones en el maxilar superior como exceso de dimensión vertical.
Esto puede tener importantes consecuencias sobre la masticación ya que la incongruencia del maxilar superior e inferior puede provocar que los dientes no ocluyan correctamente produciendo como en este caso una mordida abierta anterior y retrusión mandibular. Esto no sólo provoca alteraciones estéticas sino también funcionales como problemas de la masticación. Además, la falta de soporte óseo sobre las estructuras que conforman la vía aérea hace que gran parte de estos pacientes a lo largo de su vida acaben desarrollando un síndrome de apnea obstructiva del sueño que puede tener importantes consecuencias sobre su salud aumentando el riesgo de infarto, ictus y otras patologías cardiovasculares graves.
El caso que os presentamos hoy es bastante especial por el alto nivel de complejidad. Se trataba de una paciente que presentaba una clase II secundaria a una reabsorción condilar bilateral, es decir, los cóndilos, que son las estructuras que actúan como la bisagra que abre y cierra la mandíbula, perdieron su función anatómica normal. La consecuencia directa de este colapso a nivel de la articulación temporo-mandibular es la generación de una mordida abierta anterior, esto significa que únicamente los molares posteriores tenían contacto entre sí y todos los dientes en el sector anterior no tocaban, y por lo tanto no tenían función masticatoria. El colapso del esqueleto mandibular hacía que además hubiera una falta de soporte en la vía aérea muy importante que tendría importantes consecuencias en la salud cardiovascular de nuestra paciente a largo plazo.
Esto puede tener importantes consecuencias sobre la masticación ya que la incongruencia del maxilar superior e inferior puede provocar que los dientes no ocluyan correctamente produciendo como en este caso una mordida abierta anterior y retrusión mandibular. Esto no sólo provoca alteraciones estéticas sino también funcionales como problemas de la masticación. Además, la falta de soporte óseo sobre las estructuras que conforman la vía aérea hace que gran parte de estos pacientes a lo largo de su vida acaben desarrollando un síndrome de apnea obstructiva del sueño que puede tener importantes consecuencias sobre su salud aumentando el riesgo de infarto, ictus y otras patologías cardiovasculares graves.
El caso que os presentamos hoy es bastante especial por el alto nivel de complejidad. Se trataba de una paciente que presentaba una clase II secundaria a una reabsorción condilar bilateral, es decir, los cóndilos, que son las estructuras que actúan como la bisagra que abre y cierra la mandíbula, perdieron su función anatómica normal. La consecuencia directa de este colapso a nivel de la articulación temporo-mandibular es la generación de una mordida abierta anterior, esto significa que únicamente los molares posteriores tenían contacto entre sí y todos los dientes en el sector anterior no tocaban, y por lo tanto no tenían función masticatoria. El colapso del esqueleto mandibular hacía que además hubiera una falta de soporte en la vía aérea muy importante que tendría importantes consecuencias en la salud cardiovascular de nuestra paciente a largo plazo.
La solución a este caso la realizamos a través del recambio protésico de ambos cóndilos mediante 2 miniprótesis ATM a medida patentada por el Dr. Carlos Martínez Gimeno. Con este tipo de prótesis conseguimos realizar el recambio con un abordaje mínimamente invasivo que como veis en la foto de perfil no deja cicatrices visibles consiguiendo la misma funcionalidad que las prótesis convencionales. Una vez solucionado el problema articular realizamos la corrección del esqueleto mandibular y maxilar mediante una cirugía ortognática bimaxilar segmentada y mentoplastia. Esto implica realizar osteotomías en el maxilar superior e inferior y avanzarlos hasta la posición ideal que en este caso decidimos que era de 6 milímetros en el maxilar superior y 11 mm en la mandíbula. Todo esto lo completamos con una mentoplastia de avance para terminar de afinar el perfil de nuestra paciente.
El resultado funcional fue excelente y el estético fue muy armónico y natural que no permite saber a nadie que está operada salvo que la conociera de antes.